EL FACEBOOK Y SUS APLICACIONES PEDAGÓGICAS

Existe algo inquietante en el uso de las nuevas tecnologías para aquellos que somos denominados por la literatura especializada sobre el tema como "inmigrantes digitales". Sin embargo, el problema se acrecienta, si al fenómeno histórico de no pertenecer a una generación socializada y educada digitalmente, apoyamos nuestro quehacer vital en el ejercicio de la docencia.
El internet, ha permitido que millones de seres humanos se encuentren en espacios virtuales en los cuáles pueden compartir una multiplicidad de facetas. Esto es posible mediante el advenimiento de las denominadas redes sociales, variedad de grupos generados a través de iniciativas individuales y colectivas de intereses y afinidades reales o supuestas.
Debido a que en períodos muy recientes, empiezo a adentrarme en las beneficios y dificultades de deambular por estas redes, las interpreto desde mis punto de referencia sociocultural. Lo primero que una persona se pregunta cuando se involucra en una red social de internet, es el hecho de que las mismas atraigan a tan gran número de interesados. Aunque es cierto que existen colectivos estimulantes, enriquecedores educativamente, la gran mayoría de los grupos intercambian comunicaciones de carácter trivial. Este hecho es una realidad para jóvenes y adultos que intercambian ideas casi a un nivel de lo que ha denominado el psicológo colombiano Miguel de Zubiría (1999), fundador del movimiento de pedagogía conceptual, como "analfabetismo funcional". Es decir, las personas se comunican en niveles superficiales que le impiden generar competencias sustanciales para su vida cotidiana: aprenden ciertas destrezas y habilidades coyunturales que no son aprovechadas en contextos integradores o significativamente diferentes. ¿Qué atrae a estas millones de personas a internarse por minutos y horas en intercambios episódicos y a veces poco relevantes?. Aporto una idea extractada del escritor colombiano Héctor Abad Faciolince (2007), en su obra Las Formas de la Pereza, respecto a un medio de comunicación audiovisual diferente: la televisión, pero que creo es aplicable a algunas de las redes sociales de internet.

En términos generales afirma que el ser humano, ancestralmente, le teme a la oscuridad, el silencio y a la soledad. La fascinación hipnótica que ejerce la misma tiene que ver con la emisión de luz, sonido y una combinación de imágenes de personas y ruido de palabras que nos dan la ilusión de estar acompañados. Sin embargo, más adelante de forma contundente señala: "Al hecho de que la televisión sirva para evadir estos temores ancestrales..., se debe que muchos televidentes, tal vez la mayoría, no vean la televisión, sino que simplemente la prendan...", pero el éxito de la televisión no tiene que ver con la calidad de los programas, los televidentes no buscan calidad en los programas, buscan un calmante, un sedante a sus temores. La redes sociales de internet cumplen con estas características, el medio permite simular compañía, comprensión, adhesión, innovación visual y auditiva, sonidos plurales de culturas desconocidas. Per entonces, como lograr aprovechar este medio educativamente, sin quedar marginados como la franja cultural de las cadenas televisivas o los cliches y píldoras científicas de animal planet o history o... Creo que la respuesta la brinda el propio internet, es posible detectar en la multiplicidad de redes sociales, incluido el Facebook, destellos de originalidad, de pertinencia y relevancia que a su vez aglutinan a centenares o miles de seguidores, que pueden ser recreados o apropiados didácticamente por los educadores. Sin embargo, el gran problema es lograr mantener estas iniciativas a lo largo de un lapso de tiempo que permita la generación de conocimiento, por qué a diferencia de un salón de clase, el internauta esta a la distancia de un "clip" de alejarse.