Las culturas que se incluyen en la tradición educativa occidental privilegian el uso de dos de sus sentidos: la vista y el oido. Es pr ello, que desde hace centurias los procesos de enseñanza y aprendizaje han incluido la imagen y el sonido como forma por excelencia de potenciar la construcción del conocimiento.
Hasta hace algunas décadas, al interior del aula el docente monopolizaba el uso de la imagen y el sonido mediante la figura estereotipada del educador y los sonidos doctrinarios de la cátedra magistral. Hoy en día la revolución tecnológica ha permito que el "control" sobre la imagen y el sonido ya no sea posible y coloca a los aprendientes en pie de igualdad cuando se trata de generar conocimiento a través de la utilización de recursos de audio y video presentes en la red.
Las aplicaciones multimedia permiten que el estudiante apropie creativa y flexiblemente los objetos de aprendizaje, la utilización simultánea de estos recursos en escenarios de aprendizaje escolares y extraescolares, la posibilidad de difusión masiva en la red mediante la integración de redes sociales a las secuencias de enseñanza y aprendizaje.
Estas posibilidades tecnológicas han generado una reconceptualización de los procesos educativos, los escenarios de aprendizaje, la planeación y evaluación educativa.